El informe indica que alrededor del 20 por ciento de los mauritanos viven en condiciones que poco difieren de la esclavitud, y que el Gobierno de Mauritania tolera en gran medida las formas tradicionales de esclavitud y prácticas análogas a la esclavitud. A su vez, Guinea no ha hecho ningún progreso significativo en la lucha contra el trabajo forzoso y la trata de personas. El trabajo infantil, incluidas sus peores formas, es un problema grave. El informe también señala que estos problemas se ven agravados debido a que no se hace cumplir la ley.
Las fuerzas de seguridad de Mauritania y Guinea continúan reprimiendo las huelgas y los sindicatos son objeto de acoso, amenazas e intimidaciones. Con respecto a la igualdad, el informe muestra que las mujeres experimentan considerables diferencias salariales. Son ellas quienes se concentran en los puestos de trabajo mal pagados y por lo general se emplean en actividades económicas informales. Asimismo, se practica la discriminación contra los miembros de determinados grupos étnicos, las personas con discapacidad, los homosexuales y las personas que viven con el VIH/SIDA.